jueves, 20 de enero de 2022

 “La desindustrialización beneficia a las grandes entidades supranacionales que buscan el beneficio propio, sin que revierta lo más mínimo en la sociedad”

La actual crisis económica y estructural que está padeciendo España, entre otras causas “o no” por la crisis sanitaria, tiene como consecuencia directa la devaluación de las empresas estratégicas españolas, que hace que éstas sean fácilmente comprables.

Cuando digo empresas estratégicas ya no me refiero a las: mineras y extractivas, las constructivas de obra civil, la siderometalúrgica, la naval y sus astilleros, la química y petroquímica; sin olvidar la agricultura y ganadería con todas las industrias de procesado. Todas estos sectores han sido desactivados desde 1.985 como pago a nuestra entrada en la CEE actualmente UE. El PSOE inició el proceso de desindustrialización de nuestro país, y el PP lo continuó, éste además para ganarse el carné de demócrata ante sus socios de la UE, convirtiéndonos en un país de servicios; siendo los únicos beneficiados Alemania, Francia y los países del norte, que eliminaron al gran competidor de sus industrias, a cambio de unos fondos-limosna que solo sirvieron para enriquecer a las elites políticas, no olvidemos que la joya de la industria española el INI prácticamente fue regalada a los italianos.

Actualmente hay que referirse a empresas estratégicas a las relacionadas con los sectores de servicios, como: hoteleras, transportes de personas, las de ocio, transportes de mercancías (estás además son un caso aparte).

Si se produjeran las compras masivas sobre estos sectores que han pasado a ser estratégicos, ya que suponen más del 30% del PIB, nuestra dependencia sería prácticamente total de terceros. Que es lo que, en último objetivo, desean y anhelan, la riqueza y patrimonio económico de España, y es lo que llevan haciendo desde 1.985, con la finalidad última de la creación de un país de trabajadores pobres.

Todo además apunta a ello, la economía prácticamente parada con la excusa del COVID-SAR, aunque en el 2.019 ya se había iniciado la crisis económica que fue tapada con la sanitaria, el desempleo en cifras de países del tercer mundo con un 17% sin contar con los trabajadores autónomos que han cesado la actividad y que no la reiniciarán. Y con una reforma laboral que contenta a todos, pensemos con claridad, entonces es la misma ley laboral solo que maquillada, si beneficia a todos los firmantes ¿a quién perjudica? Pues al ciudadano de a pie, al trabajador que soportara todos los recortes y el coste de la hipotética recuperación; el gobierno a través de su ministro de Seguridad Social nos está preparando: subidas de las cuotas de seguridad social (no olvidemos que es el impuesto que grava el trabajo), además de la incorporación de inmigrantes no cualificados para que tensionen los salarios a la baja, sin contar con el gasto social que todo esto supondrá por el efecto llamada y la entrada masiva de inmigrantes subsaharianos y del Magreb.

Todas estas maniobras lo que buscan como objetivo final, es la vuelta al bipartidismo y la alternancia en el poder de PSOE y PP, el juego en lo económico de policía bueno y policía malo; además de por este medio permitir la depredación por parte de las grandes inversoras de nuestro tejido productivo.

¿A quién beneficia esta situación?, a las grandes entidades supranacionales que solo buscan el beneficio propio, sin que revierta lo más mínimo en la sociedad.

España necesita revertir esta situación, iniciar el camino de la reindustrialización, generar el cambio social que promueva como fin primordial el cambio del sistema político dentro de un sistema democrático, y eso solo es posible con el cambio total del sistema electoral y la supresión de las autonomías, ese cambio debe de iniciarse desde los menos, o los municipios, para que se extienda por todo el territorio nacional.

De no actuar en breve nos vemos abocados a un sistema, donde no dejaremos de ser trabajadores pobres, que cada 4 años votan para que unos individuos sin escrúpulos tengan la escusa y justificación de seguir en el poder manejándonos y con todas sus prebendas.