Las transacciones de ganado, productos
agrícolas y manufacturados atraían a productores, vendedores y compradores,
posibilitando una gran riqueza en torno a este tipo de eventos.
En el caso de Burgo de Santiuste, fue el
rey Alfonso VIII, a petición del arzobispo Gonzalo Pérez (1182-1191), quien
concedió un privilegio, en marzo de 1184, por el que se otorgaba la celebración
de una feria 10 días después del domingo de Quasimodo (siguiente al de Pascua
de Resurrección). Más tarde, el rey Alfonso X se convertirá en el auténtico
artífice de la tradición ferial alcalaína al trasladar esta actividad comercial
hacia el día de San Bartolomé (finales de agosto). Para la celebración de este
gran acontecimiento comercial se habilitó un gran espacio extramuros; una gran
plaza del coso que acabó conociéndose como plaza del Mercado y mucho más tarde
como plaza de Cervantes. De esta manera, se documentan, al menos hasta 1293,
las coexistencia de dos citas feriales anuales. Los arzobispos de Toledo
acabaron fomentando la gran feria de finales de agosto, allá por San Bartolomé,
haciendo que desapareciera la vieja feria de Alfonso VIII.
Hoy el
presidente de España está tratando con los que quieren romper España como si de
una transacción se tratase, como si fuese una parcela de su propiedad y los
españoles fuésemos ganado, sin entender que España no es de él, necesitamos
movilizarnos ya.
De la feria hablaremos más adelante, habrá tiempo, hoy toca que no monten la feria el gobierno social-comunista y los que quieren destruir la nación.
De la feria hablaremos más adelante, habrá tiempo, hoy toca que no monten la feria el gobierno social-comunista y los que quieren destruir la nación.